Alucinaciones hipnagógicas

¿Qué tan seguido?

Es común que de vez en cuando (tal vez cinco veces en la vida), cuando un sujeto se siente demasiado cansado por la noche y se mira al espejo se encuentre con características extrañas e irreales en su cuerpo, o bien, bebidas calientes que le hablan o arañas con más de quince larguísimas patas.

A Ro, la tercera persona, le pasaba eso todas las noches. Perdía cada anochecer un poco de vida y regresaba al siguiente amanecer ligeramente más muerta de miedo que el día anterior.

La mismísima Ro te ha regalado cuatro de sus más tenebrosas visiones explicadas con sus propias palabras, pintadas con sus flacas manos. Bienvenido al litost.

Ro:

Ojos

Desperté a las tres de la madrugada porque un dolor terrible inundó mi cabeza. Sentía los ojos tan pesados que imaginé un par de ojeras pronunciadas a causa de la hora. Me levanté y caminé hacia el espejo, al estar frente a él, me percaté de que mis pestañas parecían las de una muñeca de plástico con extensiones, pero además de eso, mis pupilas estaban inyectadas en sangre, con arañas dentro de ellas, nadando cual sirenas malditas.

Árbol

Antes de ir a dormir, en una casa ajena a la mía, vi al árbol mover sus ramas como un bailarín desesperado, pidiendo ayuda. El viento estaba muy calmado y los demás árboles se encontraban quietos. Sentí lástima por él.

Aura

Solía ir por fruta a casa de mi vecina antes de acostarme para desayunar temprano al día siguiente, al abrir mi puerta vi varias personas caminando, a lo lejos una de ellas, solitaria y extravagante, desprendía un fuerte color violeta de su cuerpo, con brazos más oscuros contrastando, encerrándola con movimientos oscilatorios. Como gusanos casi invisibles.

Santas

Soñé con ellas cientos de veces, despertaba y temía ver sus siluetas detrás de mi cuerpo probablemente muerto. Serían ellas quienes lo cargarían hasta una tumba.

¿Estragos mentales o coincidencias espirituales? Tú decides...